En los 24 años transcurridos desde su fundación, la WNBA ha modelado en la pasarela del deporte y puesto el ejemplo para cualquier circuito femenil con aspiraciones.
Como las demás ligas, ha sido afectada por la crisis derivada del Covid-19, pero también, impulsada por un momento social que pretende dar pie a la igualdad de género.
Para liderar el cambio, la mejor liga de baloncesto de damas se recarga en su comisionada, Cathy Engelbert, cuya prioridad es la proyección del deporte y, en consecuencia, el aumento de la competencia.
Las 12 escuadras consolidadas y los acuerdos televisivos logrados evidencian el éxito temprano; sin embargo, la dirigente quiere más y ve en su función una oportunidad para alcanzar nuevos horizontes.
«Debemos lograr mayor cobertura y más patrocinios, pero tenemos interés en potenciar la Liga fuera de Estados Unidos», reconoció, en conferencia telefónica.
La reciente integración de los Capitanes de la Ciudad de México a la Liga de Desarrollo de la NBA sugiere que el deporte ráfaga estadounidense está en plan de conquista, y el sexo mujeril no es excepción.
Debido a su juventud, esperará más, pero la WNBA se ha encaminado a tomar la batuta en la expansión internacional de una liga profesional femenil.
Desde la visión de mercado hermano, México es una opción natural y, si se emula la confianza que la NBA ha depositado en el país, una franquicia nacional podría entonar con las pretensiones a mediano plazo.
«Pensamos en una transformación para 2021-2022. La pandemia nos ha detenido, pero la expansión definitivamente está en nuestra lista», reveló Engelbert.
Mientras los factores conspiran para el crecimiento, la WNBA se enfocará en su futuro inmediato: el arranque de su temporada el sábado, en Bradenton, Florida.
